jueves, 21 de febrero de 2013

Prométeme un para siempre. Cap. 14.

Apoyo mi frente contra la puerta y aprieto los puños con fuerza. Al rato noto como unos brazos me rodean suavemente. 
-Tranquila, no pasa nada.-Me susurra el odio. Me lo dice muy flojo y despacito, tanto que apenas lo escucho. Me doy la vuelta y le miro a los ojos, quiero buscar consuelo, en ella, en su mirada, en la seguridad que me aporta y me ha aportado estos años. La seguridad que necesito, porqué aún soy como una niña pequeña. Pero el odio es más fuerte.
-¿Que no pasa nada? Mamá ¿es que no te das cuenta? Solo quiere joder, hacer daño, romper heridas que pensábamos que estaban curadas. Pareces tonta, joder.- Me mira y baja la mirada. Le levanto la cara y tiene los ojos llorosos y es entonces cuando me doy cuenta de que la he cagado, de que ella no tiene la culpa de nada.
Le pido perdón y me abrazo a ella. Me responde con un abrazo aún mas fuerte. Nos separamos y yo estoy empezando a llorar, no por el cabrón ese, si no por el estado de mi madre, son demasiados años con ella y sé como se siente en este momento. No es fácil que alguien que te hizo mucho daño en el pasado aparezca de la nada y pida entrar en tu vida. 
Me subo a la cama sin cenar, no me apetece nada. Solo quiero estar sola. Justo cuando estoy apunto de quedarme dormida oigo sonar el inalambrico que tengo en mi cuarto.
-¿Si?-Digo tras descolgar el teléfono a ciegas.
-Soy Beto, te has dejado el móvil aquí.- Su tono de voz no es el normal, no es el mismo.
-Lo sé. Mañana no podré ir a por el, ¿el lunes a que hora sales de clases?-le pregunto incorporándome sobre la cama.
-Un poco antes de la hora a la que sueles salir tú, ¿te paso a recoger?- Me pregunta. La verdad es que no entiendo porqué tiene ese tono de voz, parece como si estuviese preocupado por algo.
-Vale, por mi bien. Allí te espero. Buenas noches.-Y le digo, y cuando estoy apunto de colgar vuelvo a oír su voz.
-Espera Alis.-hace una pausa.- Tenemos que hablar sobre algo, pero prefiero hacerlo cuando te vea. Buenas noches, preciosa.- Y cuando acaba la frase,  cuelgo. No me apetece hablar. Me he quedado sin palabras por la maldita frase. Esa frase que todos alguna vez hemos escuchado, que en la mayoría de los casos no trae nada bueno. Esa frase por la cual sentimos fobia.
No sé que a podido pasar, pero su tono de voz me alarma y mucho. Ahora la frase remueve mi estomago, me pongo nerviosa y me sudan las manos. A saber de qué vendrá acompañado, tal vez sea una idiotez, o tal vez una pequeña pelea que acaba en besos y más besos, o tal vez se haya cansado de todo esto, de mis manías y mis defectos, de mi.

Salgo de clase y veo su coche a lo lejos. Me acerco y doy un golpecito en la ventanilla, al oírlo mira hacia mi y abre la puerta. No me mira y eso hace que me ponga nerviosa. Estoy tan nerviosa que sin querer le acribillo a preguntas.
-¿Que te pasa? ¿Por qué ni si quiera me has mirado?- Le pregunto mientras me abrocho el cinturón. 
Deja el móvil sobre mis piernas. Está bloqueado y hay un sms abierto, 'Cielo, Julián a venido. Quiere verte.'. Ahora lo entiendo todo, el sms llegó cuando yo ya no estaba en casa de Beto y él debió de abrirlo.
-Es todo un malentendido, no es lo que piensas.- Le toco la mano y para el coche. Se quita las gafas de sol y veo que sus ojos tienen un brillo distinto, ha estado llorando. Me mira y clava sus ojos en una lágrima que se me a escapado y baja por mi mejilla derecha. Tomo aire y le cuento todo desde el principio, la llamada que recibí de alguien que decía ser mi padre, de sus cartas que me llegaban al ver que no quería cogerle el teléfono, de su inesperada visita de anoche, mi reacción, los gritos...le cuento todo.
Cuando acabo Beto me aprieta fuerte la mano y comienzo a sollozar pegada a su pecho. Por el bien de mamá evité llorar en casa, pero ahora no puedo soportarlo. Soy de esas personas que si les abrazan cuando están tristes o apunto de llorar, le entran más ganas.
-¿Por qué ha vuelto? ¿Por qué me hace esto ahora?-le susurro.
-No lo sé, no sé que quiere ni porqué a venido, solo sé que no dejaré que nadie te haga daño y menos él.- Se saca un pañuelo y me seca las lágrimas con mucho cuidado.
-Beto perdóname, he roto mi propio juramento. Me prometí no volver ha hacerte daño y lo he roto, soy idiota.- Y bajo la cabeza y él me aprieta la mano con más fuerza.
-No has roto nada preciosa. Está todo bien, no te preocupes.-Me da un beso y yo se lo de vuelvo. Le digo que si está todo bien, que sí hay algo más que le preocupe y solo responde un 'Hay una ultima cosa. No quiero perderte, eres demasiado importante para mi. Mi vida sin ti no tiene sentido', ahora sí que quiero llorar, estas cosas me emocionan mucho, tal vez demasiado. 
Arranca de nuevo y nos dirigimos a casa, estoy sola y Beto a aceptado quedarse a comer y ayudarme con geometría. Se presenta una tarde perfecta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario